La vida siempre ha sido vista desde diferentes ópticas, independiente del significado que le demos a la misma, hay algo que es cierto, el hombre permanece vivo en la tierra, durante determinada cantidad de años máximos.
En las décadas 60 a 70, la vida de la persona duraba en promedio, entre 50 y 70 años, así que las personas de piel arrugada, con enfermedades crónicas de larga data, con limitaciones físicas e incapacidades, eran realmente diferentes a lo que hoy. conocemos. Sin embargo, los cambios en las dinámicas de población nos muestran como la tendencia es que las personas de hoy día y de los próximos 30 años, viven por más tiempo.
Ante esta realidad son muchas las investigaciones que se realizan sobre el envejecimiento y como llegar a él con salud y calidad de vida para evitar que sea la vejez un “problema para el estado y para las familias”. Pero la pregunta es ¿hacia donde debemos mirara a la hora de buscar sentido al envejecimiento, tenemos alguna propuesta para esto?
Realmente no lo se, pero creo que la brújula debe ir no hacia la concepción del envejecimiento en sí mismo, si no, busca trascender más allá hacia el planteamiento de mirar la dinámica poblacional actual como un hecho no aislado, sino como un suceso que va en busca de regresar al hombre hacia su origen.
Para ello es importante entrar por los recovecos de las diversas dimensiones propias del ser humano como su historia, sexualidad, conciencia y espiritualidad así como, mirar con otros ojos lo que se ha denominado envejecimiento activo; el es una definición que debería ser elevado de nivel y pasar a ser de una definición a una herramienta para la vida.
Es un tema que puede inspirarnos, si te interesa el tema y quieres compartir esas inquietudes que no has comentado, hagámoslo juntos. Escribe a mi correo o deja un comentario.
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