Hace tiempo llegó a mi consulta un joven que iba a buscar sus resultados de serología sobre el VIH. A sus 34 años, lucia un cuerpo físico hermoso, con una vestimenta impecable, aparentemente saludable, trabajaba en una empresa del Estado, era muy alegre, risueño y conversando desde que entro a la consulta. Estaba allí casi que inocentemente, andaba con prisa por que debía regresar al trabajo y llevar el resultado del examen por que se lo estaban pidiendo para un ascenso, sin sospechar que el virus estaba viviendo en su cuerpo.
Después de ese día y tras meses de ausencia a la consulta, entra de nuevo a mi consulta el mismo paciente con un cuerpo físico diferente, tanto que me toco mirarlo a los ojos para certificar que realmente era él, había adelgazado, estaba descuidado en su apariencia, con la mirada esquiva como quien siente vergüenza, sus ojos dejaban ver trasnochos , quizás insomnio, tal vez llanto me dije, y lo que me causo más impresión es que la alegría, sonrisa y conversación espontanea ya no estaban en aquella persona.
En esa consulta se inscribió en el programa como lo mandaban las pautas del Estado, inicio su tratamiento y al tercer mes en una de las consultas le hago la pregunta:
- ¿Dime en una palabra como te sientes?
Mirándome a los ojos fijamente me dice : Como una roca.
-¿Me podrías explicar por que una roca?
Ahí estaba otra vez esa mirada que penetraba todo mi ser y primera vez desde que había ingresado al programa que sus labios dibujaban una media sonrisa justo cuando decía:
"Duro, insensible, estático, sin planes, sin posibilidad de cambios".
-Con un nudo en mi garganta, y conteniendo mis lagrimas ante aquella alma que gritaba ayuda le dije: " No tienes ni idea de lo que es una roca", así que si me permites entrar como médico en tu vida y en tu día a día te mostraré todo el potencial que hay en una roca.
Me miro por primera vez, con una mirada hermosa como si hubiese estado esperando esas palabras desde hace mucho tiempo, me dijo que si yo era capaz de hacer que el lograra cambiar el como se sentía, me lo agradecería toda la vida.
-Mi respuesta fue, que si los dos juntos lográbamos sacarle brillo a esa roca me tendría que pagar por mis servicios de dos formas : la primera era que debía abrir esa empresa que tanto quería y que la había olvidado desde que recibió la noticia, la segunda que me permitiera contar su historia tantas veces como fueran necesarias para servir de reflexión a otros.
El pagó por mis servicios tiene su empresa ya más de 20 años y es una de las empresas que ha sobrevivido en la dictadura Venezolana del siglo XXI y yo he contado esta historia a muchos pacientes para motivarlos y hoy la comparto públicamente.